He estado pensando – o sintiendo- y creo que uno decide justamente lo que es.
Yo me defino por cómo siento la música*, por cómo me dejo llevar por las notas - o por mis lecturas según sea el caso- y cómo encajan en la realidad.
Definitivamente la música es el lenguaje que está más allá del lenguaje.
La música es el lenguaje de las cosas.
Pero no solamente escuchamos con el oído, escuchamos con todo el cuerpo. El latido del corazón puede ajustarse al ritmo de la música y esto vuelve a la música también es un fenómeno corporal.
El ritmo se mete en las piernas y hace que el cuerpo – y el alma- se mueva.
“Por eso, cuando giran, los planetas hacen música”, una música que desgraciadamente somos incapaces de escuchar...
*A mi me definen 2 islandeses: Sigur Rós y Ólafur Arnalds