Quemar los puentes

Nunca había entendido bien esta frase, hasta el día de hoy cuando buscando por ahí algo interesante para leer, me encontré con esta breve intervención de Tom Stoppard, en la cual expresa:

“… Al llegar a un puente lo cruzamos y lo quemamos cuando queda atrás. No hay nada que demuestre nuestro avance, tan sólo el recuerdo del olor del humo y las lágrimas de nuestros ojos…”

Hasta hoy entendí que esta frase lleva implícito el hecho de que muchas veces el pasado hace las veces de nuestro enemigo, ya que nos persigue a diario, en parte porque nosotros mismos se lo permitimos y en parte porque pareciera que tiene su propia sabiduría… lo cual asusta! :S

Pero en base a la frase anterior, entiendo que en algunas ocasiones, dejamos algunos puentes intactos cuando éstos eran precisamente los que necesitaban haber sido quemados! Esto lo único que genera es que conviertan en vías para que el pasado nos persiga, y no es que este mal el recordar, ni que sea malo el tener un pasado, el problema es cuando permitimos que ese pasado sea también nuestro presente y estamos en ese círculo vicioso de adelantar y retroceder a nuestra “zona segura del recuerdo” y dejamos que en lugar de ser algo que nos empuje, se convierta en un obstáculo, es cuando nos provoca esa melancolía absurda y etc. Y es entonces cuando me pregunto: ¿Qué sentido tiene cargar con las viejas pruebas o adversidades si a diario estamos encontrando nuevas?
Nuestra vida trascurre, siempre andando hacia adelante, no hay retornos, no hay atajos, es un camino de un solo sentido.

Hoy comprendo, que al quemar algunos puentes lo que estamos haciendo es cerrando capítulos de nuestra vida que no nos ayudan a crecer, quemar los puentes implica cambiar, volver a empezar desde ahí, desde donde nos desprendimos de cosas buenas y malas por igual. Quemar los puentes implica, transformarnos en una nueva persona dejando atrás todo aquel pasado que nos persigue, que nos lastima…