Melancolía 2

“La melancolía es la felicidad de estar triste” (Víctor Hugo)

Hace un par de días hablaba con un amigo y le comentaba que sentía una especie de tristeza de no sentir melancolía, él abrió sus ojos como platos y me preguntó “¿Porque decís eso si es genial?”, Yo le respondí que sentía que la melancolía y la creatividad iban de la mano, que la sana melancolía me era necesaria para escribir porque me inspiraba o más que inspirarme me acercaba a ese rincón de mi mente en donde todo es más intenso y da miedo adentrarse.

La melancolía de la que hablo no es necesariamente tristeza.  Hablo de una melancolía como estado activo en donde algo nos incomoda y anhelamos una relación con el mundo más profunda, algo más allá de lo convencional.

Dos días después escuche de golpe esta canción e inmediatamente una OLEADA de melancolía sensitiva y deliciosa se apodero de mí  con una intensidad que tenía mucho tiempo de no sentir. Una ráfaga de recuerdos, de fantasmas, de sonrisas y lágrimas me estaban inundando la piel. Y me gusto. Me inspiro. Recordé esa escena de la montaña totalmente verde con una gris tormenta asomándose a lo lejos  y sentí la brisa y el olor a césped recién cortado y vi tu sonrisa y el brillo de tus ojos y recordé que fui plena. Y me sentí bien por ti y por mí.  

La canción termino y te imagine bailando 

(¡Estábamos tan jóvenes cuando me hacías reír bailando y haciendo muecas como el chico de este video! … 

 ¡amaba tanto tu locura!).

A veces quisiera volver a sentir esa intensidad, esa euforia pero el paso del tiempo no me lo permite; pero en ocasiones, una brisa, una canción o una nube gris me permiten adentrarme en recuerdos que hasta el día de hoy inspiran y conmueven. Aunque estén enterrados a  3 metros bajo tierra.