lunes, 29 de agosto de 2016

El miedo muerde.


Muerde y desnuda.
Poniendo en evidencia lo que hay debajo del iceberg : las dudas hirviendo, el dolor, el no-control, las experiencias pasadas que rellenando las vísceras, tornea los huesos, el cerebro, las emociones…..

A veces el miedo también asfixia. Asfixia el presente y me hace dar pasos hacia atrás porque parece ser la única válvula de escape capaz de solventar toda aquella ansiedad y angustia…y cuando menos me doy cuenta, caigo presa otra vez.

Y está angustia es peor que la primera. Las esperanzas se ven más lejos que lo que en un primer momento parecían, se van diluyendo frente a mi producto de decisiones tomadas bajo el vapor de dichas dudas hirviendo.



Pero el miedo también enseña, va dejando pequeñas lecciones para seguir caminando hacia delante, para ir soltando los amarres de las dudas y conflicto que detienen el paso.  Enseña que la angustia y el “sufrimiento emocional” no son más que evidencias de que muchas veces vamos incluso en contra de nuestras propias verdades.

Debo empezar a preocuparme menos del futuro e ir aprendiendo a vivir más el presente que al fin y al cabo es donde la vida sucede…..



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