sábado, 17 de mayo de 2014

El árbol que regresaba el tiempo

Ayer tuve un sueño hermoso, un sueño que me  lleno de paz. 

Soñé que se me había encomendado una misión: tenía que escalar una montaña y llegar donde estaba el árbol que regresaba el tiempo.

recuerdo que el viaje fue duro y me daban miedo las calles porque eran muy empinadas y tenía un poco de  vértigo al  mirar hacia bajo, pero seguí subiendo. Iba en un carro de pronto y llegaba a una calle donde ya no se podía ir más en automóvil, tenía que bajarme y caminar.

Llegue a una parte donde se podía ver la cúspide de la montaña magnifica y hermosa y una delicada neblina bajaba  acariciándola hasta cubrirla casi por completo.

Recuerdo que hacía frío pero era un frío agradable, agarre una bufanda y me puse a caminar. Subí como pude la montaña hasta llegar a la cúspide donde había una plaza con restaurantes, bares y cafés al rededor de un enorme árbol, parecía una ceiba enorme, imponente, raíces fuerte y tronco muy grueso; pero era un árbol de Sakura o Maquilishuat (no lo sabría decir) porque habían  miles de flores rosadas debajo de él que cubría el césped.

Yo empece a subir unas gradas de madera trenzada que parecía muy liviana y que casi flotaban sobre el piso, subí  hasta llegar a una terraza desde donde tenía una vista perfecta de la montaña y el árbol frente a mi.

De pronto empezó a soplar una brisa muy suave y la gente se empezó a sentar en las mesas de los bares y cafés  murmurando que iba a "a dar inicio".

 Había gente de todos lugares: europeos, asiáticos y gente del lugar. El viento poco a poco empezó a soplar más fuerte y toda la gente se quedo callada mientras el árbol regresaba el tiempo y las cosas al rededor cambiaban su aspecto; el árbol inicio a succionar todas las flores que había sobre el piso y los alrededores y las regreso a cada una de sus ramas mientras el viento seguía soplando y ayudando al árbol a que regresaran a él todo aquello que el tiempo había hecho caer.

Era un espectáculo hermoso, bellísimo! que te dejaba sin aliento y con una sensación de paz y ternura. El árbol se resistía a que sus flores murieran por el paso del tiempo y ocupaba su poder solo para poder volverlas a "abrazar ".

Me quede ahí sentada en la terraza , con los pies colgando por los barrotes y me quede viendo la hojas mecerse por el viento con una gran sonrisa en el rostro, estaba agradecida por haber llegado hasta ahí y por haber llegado a tiempo.



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